jueves, febrero 23, 2006

EL MUNDO FELIZ

Hace un tiempo atrás, producto de la enfermedad estomacal de un amigo, salió a colación una muy entretenida teoría conspirativa que alguien había escuchado, acerca de que los seres humanos solo debemos comer en los lugares que “el sistema” permite que lo hagamos. En cuanto vas a un restaurant donde solo las elites pueden ingresar, chips insertados en tu cuerpo se accionan, regalándote una diarrea difícil de olvidar. Así, cierta “mano invisible” se asegura de tener el control sobre la sociedad, manteniendo las diferencias odiosas entre ricos y pobres, negros y blancos, gringos y sudakas, etc.
Sin darnos cuenta, la lógica borracha que nos llevó a hallarle sentido a este complot global, tiene una justificación real y tangible.
Desde ya hace un par de años en la UE y ciertos países de Asia se ha puesto en práctica masivamente la tecnología de los Chips RFID (Radio Frequency IDentification), similares a los que las mascotas de los barrios más exclusivos de nuestro país usan. Así, por ejemplo, chips de este tipo están insertos en los carros de los supermercados y en los Tags de los autos que circulan por las autopistas pagadas.
El problema es que este asunto tiene muestras harto más macabras. En U.S.A., para variar, una empresa insertó estos chips en el cuerpo de sus empleados, para de este modo poder conocer historiales médicos y otras cosas. Lo más probable que también puedan saber a qué hora entran y se van, lo que no tienen nada de malo. Pero también, pueden verificar cuántas veces van al baño, qué hacen después de la pega y hasta, dónde durmieron. Sean Darks, C.E.O. de CityWatcher Inc., la empresa que provee los chips, aparte de tener nombre de Lord Sith, defiende que sus chips son pasivos y no emiten ninguna señal rastreable. Claro, esto solo se activa al pasar por lectores como los de las entradas de las multitiendas, que podrían decirle al guardia de la disco, al portero del hotel, o al conserje del edificio si, tal como en “El Mundo Feliz” de Aldous Huxley, eres alfa o beta y si mereces o no entrar a tal o cual lugar.
Lamentablemente, los usos más notables, como poder verificar la entrada del político al topless o del curita al dormitorio de los niños no se van a ver. Ni en el corto ni en el largo plazo. Y es que en su corta historia, esta tecnología ya discrimina según posición social, estando siempre al servicio de los poderosos.
Aunque todos los usos de los RFID empresariales han sido bajo el consentimiento de los trabajadores, eso da para harto. Mal que mal la pega es pega y todos hemos hecho cosas que no nos gustan por parar la olla. Recuerdo que hace años atrás la Inspección del Trabajo sancionó a un packing de fruta por que obligaba a las trabajadoras a darse una ducha con agua cuya concentración de cloro era insoportable, todo con el fin de que no contaminaran el producto.
Obviamente, cuando la Inspección se dejó caer no fue producto de una denuncia.......
Ahora, es de esperar que las agrupaciones de D.D.H.H. y sobre todo los legisladores de todo el mundo se preocupen y hagan algo respecto al tema. Está de más decir que ojalá estos últimos no interpusieran sus intereses particulares por sobre los derechos de los trabajadores. Pero que le vamos a hacer, como dijeron por ahí: “Al que le gusten las leyes y las salchichas, que mejor no vea como se hacen”.

miércoles, febrero 15, 2006

MUZAK TO MY HEAD

Hace un par de meses descubrí el MUZAK. Este término que suena a apellido de general ruso, consiste en aquellas versiones tipo midis de los grandes éxitos de bandas como Simon and Garfunkel, Abba, Queen y otros superventas, que normalmente nos acompañan en salas de espera, ciertos cócteles que es mejor olvidar, líneas ocupadas y en algunos sitios más sofisticados, hasta en los ascensores.
Lo divertido de esto, es que el MUZAK, tal como su nombre, suena como música, pero no lo es. Un ejemplo notable del uso del término lo dio John Lennon, que cuando se picó hasta la médula con Paul Mc Cartney por tratarle mal a su mina, le dedicó “How do you sleep”, una canción ultra mal intencionada donde le dice, entre otras cosas, “...your sound is muzak to my head...”. Sin duda, una muy buena talla de John.
Inevitablemente, esto me lleva a pensar en todas aquellas cosas que parecen algo, pero realmente no lo son. Las promesas que uno cree compromisos. Las explicaciones que en realidad son excusas. Y así, un montón de similares.
Ciertos bohemios amigos que siempre buscan conspiraciones bien lo saben. El muzak, político, comercial o de lo que sea, suena todo el día. Ojo, que no busco llegar a lo Michael Moore a desconfiar de todo aquel que use corbata (mal que mal yo llevo puesta una ocho horas diarias), sino de darnos cuenta de algunas cosas tal vez menos obvias. No creo que alguien dude que las Isapres nos roban, Mc Donalds nos hace engordar como cerdos y que Bush lo único que quiere es petróleo. Cualquier persona medianamente informada y crítica puede darse cuenta, que ciertos grupos económicos tienden a monopolizar mercados, malpagar a sus empleados y arrasar con los recursos naturales, pero, hay cosas definitivamente raras.
Lamentablemente, nuestros sistemas operativos cerebrales no son multitareas, sino que procesamos las cosas una a una. Y por eso es tan fácil desviar nuestra atención. ¿Porqué al final del mandato de un presidente muy popular hay tantos escándalos?. Le pasó a Aylwin. Ahora a Lagos. ¿No será puro muzak para hacerle un favorcillo a la popularidad del que viene?. Como cuando un cantante en el Festival de Viña termina su show con una canción que nadie conoce, llaman la atención ciertos errores no forzados. El tema ambiental del 2005 fue Celco y no Pascua Lama. Está claro que cisnes muertos traen una carga dramática superior a un campo de hielo muerto, y de paso, muchos inversionistas felices. Aquella insulina india, (¡Que aún no se ha suministrado!), ¿merece que nos olvidemos de la pésima distribución del FSCU?, y suma y sigue.
Lo sé, el tema no es para nada nuevo. Pero el muzak tampoco, y eso no quita que sea una verdadera mierda.
Qué Joda.