viernes, diciembre 22, 2006

LO QUE MÁS ME GUSTA ES RASCARME LOS SOBACOS

Así se llamó el libro que plasmó en papel la extensa entrevista que el gran Charles Bukowski diera a la italiana Fernanda Pivano en 1982. La publicación, aparte de tener uno de los mejores nombres de la historia, cuenta los amores, pasiones y odios con que enfrentaba la vida el viejo Buk, dejando en evidencia la franqueza y triste resignación que lo caracterizaba. Así no más. A fierro pelado, tal como demostró tantas veces en su prolífica obra.
Y es que el viejo indecente no se avergonzaba, ni arrepentía por nada. Basta la frase que le dio el título al libro, como para no dudarlo. Nunca se complicó por contar en sus libros, como se sentía brutalmente atraído por la chica menos agraciada del grupo. Ni de describir con detalles como disfrutaba de una buena cagada cuando estaba con resaca. En resumen, y al contrario de lo que a este servidor le ocurre, nunca tuvo un goce culposo.
Tal vez por esa extraña mezcla de crecimiento en dictadura, más una formación educativa jesuita, existen una serie de cosas que disfruto mucho, pero que me dejan con una arraigada sensación de arrepentimiento. Destaco, sin ningún orden de importancia, las que últimamente me han aparecido con mayor frecuencia:
1.- Emisoras Religiosas: Debo admitirlo, disfruto de las prédicas religiosas, especialmente de aquellas no católicas. Me apasiona como hablan los pastores. La mayoría de estos tipos manejan un léxico desmesuradamente amplio, entonan como el mejor profesor de oratoria y redondean ideas como ya quisieran los políticos. Son chantas, pero de los buenos. Cuando manejo, muchas veces los escucho, los imito y hasta me dan ganas de aplaudir sus momentos más notables. ¿Es necesario agregar que no me siento muy orgulloso de ello?
2.- Reality T.V.: Actualmente casi no veo otra cosa. Anthony Bourdain: Sin Reservas, America’s Next Top Model, Queer Eye For de Straight Guy, Extreme Makeover: Home Edition, American Chopper, Miami Ink, Top Chef, The Swan, Rockstar: Supernova, El Aprendiz y varios otros me entretienen los fines de semana. Me río a carcajadas. Odio a los villanos y me compadezco de los personajes humillados. En resumen, caigo redondito. Y eso, definitivamente, no es algo de lo que me guste presumir, pero pucha que lo disfruto.
3.- Comida Chatarra: Desde que se pasa la barrera de los 25 años, la guata deja de ser un accesorio corporal divertido que aparece y desaparece según el criterio de su dueño, pasando a transformarse en una carga bastante desagradable de llevar. Y a pesar de que el consumo de productos grasosos deja profundas huellas en mi conciencia, las mega corporaciones del rubro son más fuertes que yo y saben lo que me gusta. El pollo crispy de Kentucky me vuelve loco y estoy seguro es adictivo. El cuarto de libra con queso de Mc Donalds, a pesar de haber visto Super Size Me, se me hace muy necesario cada cierto tiempo. Y debo confesar haberle entregado buenas lucas a Domino´s Pizza y Telepizza.
4.- Vicios Caros: Últimamente, junto a un par de amigos se nos ocurrió la genial idea de sacar la cuenta de la cantidad de plata que gastamos en carrete, y el resultado nos pareció preocupante. No es para alarmarse. No estoy endeudado en un peso. Llego a fin de mes con un saldo más que aceptable en mi cuenta y tengo algunas lucas ahorradas, pero no es poca la plata que gasto en piscolas y puchos. Para nada. Mis avaros ancestros de medio oriente reprenden a mi yo interior, tratando de hacerle olvidar de que si no lo paso bien, la pega me mata. Por suerte, los he podido derrotar.
La lista podría ser más larga. Sobre todo si incluyera una serie de guarradas de las que prefiero no dejar registros de ningún tipo, por temor a que afecten mi designación a algún ministerio cuando cierto amigo (que me lo prometió), llegue a la Presidencia de la República.
Para mi tranquilidad, al menos se que no soy el único.
Hace un par de meses cuando llegué a mi casa, me encontré, con que al cruzar la puerta, la música llenaba el ambiente.
Sonaba “Prisionera de mi Corazón” de Zalo Reyes. Un clásico del zorzal de Conchalí.
C estaba sentada al computador -“Encontré varias del Zalo”- me dijo, con una naturalidad y cercanía sorprendentes.
Luego, me muestra un listado de canciones que termina guardando en una carpeta a la que nombra Placeres Culpables, donde he aportado con algunos éxitos de Raphael y Roberto Carlos.
Estoy seguro, que “la inmensa minoría” somos mucho más que dos.
Lo invito a participar. Postee.
¿Cuál es su placer culpable?