domingo, junio 18, 2006

DO THE RIGHT THING

Como llevando a ser serio aquel chiste del teléfono directo al cielo, Conor Oberst, el vocalista del grupo gringo "Bright Eyes", compuso una canción titulada "When the President Talks to God" en la que hace pedazos al gobierno del Sr. Bush y su política del terror cimentada en fundamentos divinos. Con un cantar hablado a lo Bob Dylan y una letra digna de la época más ácida de Jorge Gonzalez, Oberst vestido de cowboy, le pregunta al George W. en su composición acerca de qué conversa con su líder espiritual y qué opina éste acerca de su trato a las minorías sexuales, étnicas y religiosas, entre otras cosas.
Lo más destacable de todo esto, es que Oberst estrenó en sociedad su canción en el Show de Jay Leno, en directo de costa a costa (igual que el Fantasma del Espacio) para millones de yankees, y por que no decirlo, también para todo el resto del mundo.
Si bien es cierto, es comprensible no haber visto nunca a Quelentaro durante la dictadura cantando en Noche de Gigantes, actualmente no vemos que en nuestra democracia, que suponemos mucho más tolerante que la del gigante del norte, existan espacios para las expresiones de este tipo.
Los Oberst chilenos no tienen opción alguna en los medios tradicionales.
Imposible.
Y en horario prime, menos.
Como si existiera una estricta prohibición gubernamental, cierta exagerada mesura nos obliga a preferir siempre lo políticamente aceptado. A todos. Igual que en Do The Right Thing de Spike Lee, cada uno de nosotros tiene su propio consejero que le dice: No importa lo que hagas, pero siempre haz lo correcto.
Y hacemos que CQC pase de genial a ser una lata.
Que Pantalla Abierta no exista.
Que Septimo Vicio no tenga posibilidad alguna en los canales abiertos.
Y que Mekano ya vaya en su enésima temporada.
Y no debemos ser hipócritas culpando a la TV de responsabilidades que son nuestras. Por que los canales son un negocio y como tales, solo venden aquello que atrae más clientes.
En este escenario, en la democracia (o en la dictablanda) neoliberal en que vivimos, los mayores organismos censores somos nosotros mismos. ¿Libertad?, ¡¡Obvio!!. La dueña de casa, el oficinista y el señor del taxi, que los analistas llaman "segmento objetivo", deciden qué se programa en tv, qué se publica en los diarios o qué se toca en la radio. Y así, para deleite de los poderosos, estamos, para variar, a su servicio. Y gratis.
Dado que los temas que ponen en aprietos a la autoridad le parecen una soberana lata al target de mercado , están relegados a pésimos horarios o a la sencilla inexistencia.
Considerando que los sondeos son hechos a aquellos que tienen el poder adquisitivo, toda esa generación que se acostumbró a animadores de TV que usaban frac apretado y humita, del tipo Santis y Vodanovic, toma hoy las desiciones. Y aunque no es su culpa, son los mismos que actualmente piensan que Ruperto es divertido, Christell tierna y la Paty Maldonado inteligente.
Con todo, me gustaría pensar que hay una esperanza. Que el inminente recambio generacional producirá un cambio. Que la generación que ostentará el poder adquisitivo, compuesta por los mismos barbones con que compartías hasta hace poco una caja de vino en la playa, y hoy se complican si no pueden pagar con Redcompra en el bar de turno, piensen un poco.
Que la libertad no nos estupidice.
Que cada día, más quieran envejecer como Iggy Pop y menos como Kiké Morandé.
Que nos demos cuenta que los medios definen más su postura no por lo que dicen, sino por lo que callan. Y que no los dejemos callar nada.