sábado, noviembre 17, 2007

PECADOS CAPITALES CAPÍTULO III: SOBERBIA

Y la hora tenía que llegar. Don Charles se pone rockstar, escala su propio ego y hace un cara pálida al mundo, dando muestra de lo soberbio que puede llegar a ser. Como si hablar en tercera persona no fuera suficiente, en un acto de arrogancia poca veces visto, nuestro blogger favorito se somete al cuestionario de Proust. Como para decirle a Mr. James Lipton: ¡hazte un lado anciano!.

¿Cuál es su estado mental más común?
Ganas de asesinar a mis superiores jerárquicos. Lejos.
¿Cómo le gustaría morir?
Asesinado por Benjamín Vicuña, que en un ataque de celos termina con mi vida por haberle quitado a Pampita. Ahora, si lo hace degollándome con una espada láser, sería orgásmico.
Si después de muerto debe volver a la Tierra, ¿convertido en qué persona o cosa usted regresaría?
Definitivo: conejo en Temuco.
Si pudiera elegir un personaje de ficción, ¿cuál escogería?
Definitivo: Bugs Bunny. En Temuco obviamente.
¿Cuál es su mayor extravagancia?
Mi amor por las ranas.
¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Uf. Sebastián Piñera. Si Chile fuera la tierra media, él sería Sauron.
¿A qué persona viva admira?
A Elvis.
Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Dos coronas, una de las que se ponen en la cabeza y otra de las que se ponen en el hígado.
¿Cuál es su mayor miedo?
Tener un hijo pokemón.
¿Cuál es la virtud más sobrevalorada socialmente?
El tamaño del pene.
¿Qué le disgusta más de su apariencia?
Perdón, cambio esta respuesta por la de la pregunta anterior.
¿Qué talento desearía tener?
Cualquiera que me permita convertirme en superhéroe. Sueño con usar los calzoncillos encima de los pantalones.
¿Qué le hace reír?
Puras huevadas no más.
¿Qué le hace llorar?
Ver mi liquidación de sueldo.
¿Qué le desagrada más?
Las viejas con tiempo. El 99% de mis problemas son causados por una vieja con demasiado tiempo.
¿Cuál es su posesión más atesorada?
No pienso contarlo. Seguro me la van a querer robar.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Lanzamiento del enano.
¿Cuál es su mala palabra favorita?
Corneta, callampa, loly. No quiero ni pensar que diría Freud al respecto.
¿Qué es de lo que más se arrepiente?
De casi todo lo que he contestado en este cuestionario.

miércoles, noviembre 07, 2007

SERIE PECADOS CAPITALES CAPITULO II: IRA

“La ira es un don” decían a principios de los noventa los incendiarios Rage Against de Machine, y yo me la compraba completita. La frase en inglés “Anger is a Gift” adornaba mis cuadernos y carpetas de estudiante de enseñanza media, en aquel tiempo que el discurso del Che y los textos de “Las Venas Abiertas de America Latina” (Galeano, 1971), me volaban la cabeza. La ira era la manifestación del discurso de la rebeldía, cuando sentía que, como dice la canción, no había nada que festejar.
Estoy seguro que en ese tiempo nunca consideré la condición de pecado de la ira. Aunque de seguro, de haberlo hecho, más rocker me hubiese sentido. La ira debe ser el pecado capital en que más he caído. Prácticamente a diario, por culpa de mis rabietas, retrocedo un pasito en la carrera hacia la meta del cielo. Obvio. Dios, muy perdonador, clemente y piadoso será, pero al parecer, al igual que los mortales, no tiene interés en desgastarse aguantando los ataques de idiotez del resto.
No se cómo lo hacen los que nunca pasan rabia. Los que sonríen todo el tiempo. Los ultra tolerantes que ponen la otra mejilla. Los que no explotan jamás. Los Ned Flanders y los Benito Baranda para los que todo esta siempre perfectirijillo.
La ira manifiesta enfermedades: “Anda con el mojón atravesado” decían los adultos cuando yo era niño, para referirse al enojón de turno, con esa sabiduría popular de los dichos que reflejan verdades innegables. Y curiosamente, dos de sus sinónimos, rabia y cólera, dan nombre a patologías, no solo contagiosas, sino que dolorosas y que durante mucho tiempo fueron incurables. Como su fuera poco, García Márquez en “Del Amor y Otros Demonios” (1985), cuenta como en el siglo XVII, la enfermedad de la rabia se confundía con una posesión demoníaca, y que por lo tanto, solo era posible de curarse con un exorcismo; coincidiendo con la opinión de mi novia C, quien declara que cuando me enojo me vuelvo un energúmeno que nada debiera envidiarle a Linda Blair, con giro de cabeza en 360º y vomito verde incluido, todo por que no la escucho.
Otro chiripazo: Los Irlandeses del IRA, (Ireland Revolutionary Army), aquel ejercito revolucionario de los más malditos que tengo recuerdo, no deben tener idea de lo que significa el nombre de su agrupación en el, para ellos, inentendible español. Autos bomba. Atentados. Armamento pesado. El IRA es pura ira. De la dura.
Furia, irritación, enojo, encono, disgusto, como quiera llamarle. No importa si es con la chica que se hace la diva, el chofer de la micro, el compañero de trabajo acusete y mediocre, el weva que te raya el auto, o con quien sea. Pecado señores. Y miembro del top 7 de ellos. ¿La salvación?. Ciertas versiones defienden que la ira en su justa medida se justifica y que no se puede andar por la vida aguantando injusticias y abusos. De hecho, se supone que hasta el mismísimo tata Dios ha tenido sus momentos y cuando la raza humana le ha dado razones, se ha descargado con plagas y desastres naturales contra tanto pecador. Comparado con langostas, ríos de sangre, y muerte de niños primogénitos, las chuchadas de las pobres aves como uno deberían calificarse como pelos de la cola que no hacen daño a nadie.
La única vez que intenté hacer algo al respecto de la ira no me fue bien. Inspirado en una película me propuse cooperar con la destrucción de los círculos de odio, es decir, responder con una sonrisa o la indiferencia a los insultos y malas ondas del resto. De más está decir que fracasé en esta iniciativa.
Definitivamente en cuanto a esto, el cielo, no quiere nada conmigo.